Tenemos en común nuestro silencio;
la distancia es la que hace que estés cerca.
Perdí mi realidad en tus afluentes,
por ti me hice agua, y yo era tierra.
Tenemos en común nuestros destinos,
pacientes aprendices de la espera;
Me asomo a la ventana de tu ausencia
olfateando el aire, por ver si llegas.
¡Y tú eres tan yo al imaginarte!
¡Y yo que soy tan crédula, que soy tan ciega!
Tenemos en común el no entregarnos,
te rumio entre el gentío, que no me llena.
Allá donde no estoy soy mi fantasma,
eco de lo no dicho en tus poemas.