Te invito a verbos

¡Ven!

Acompáñame esta tarde…

invito a verbos.

Aparca tu soledad junto a la mía

deseando que no estén cuando volvamos.

Disolvamos prejuicios y deberes

en una taza de café con letras.

Te quiero a cambio solo hecho risa.

Seamos creadores de historias

reales e inventadas,

tan ciertas como los recuerdos

de nuestra mala memoria.

Apoya en el hombro de mi locura

tu sensatez delirante.

Te ofrezco mi poesía envuelta en carcajadas.

Que el verbo puede ser también callar;

que el verbo sea ser libres de mil nudos;

que el verbo sea soñar despiertos.

Te pido a cambio solo tus palabras.

Que el verbo sea sentir y sea cantar,

que el verbo sea leernos las pasiones.

Te busco a cambio solo ritmo y danza.

Que el verbo seas tú,

y el verbo sea yo,

nosotros sin anillos,

nosotros sin relojes,

sin promesas ni destinos.

¡Ven!

Te ofrezco el alquitrán bajo las ruedas,

fumemos el polvo de cien caminos

que esperan posando para nosotros…

Porque hay un nosotros hecho verbo,

hecho caminos de asfalto, música y arena,

y fotos de atardeceres con soles naranjas.

¡Ven!  ¡Suelta la cuerda!

…Que te espero dentro de un reloj

de agujas desgastadas,

sin ruedas ni caminos ni letras

ni ritmo ni pasiones.

¡Maldigo tu cordura!

Y el verbo se me muere

ahogado por anillos y promesas

y deberes y destinos

y tu estúpida apatía… ¡y tu yo!

secuestrado por días insípidos

que se pegan a tu lengua

olvidada de matices.

Entre acordes de guitarra

te pido a cambio solo que seas libre.

¡Ven!

Prometo sazonar de libros

y de ideas y de planes y de retos

el resto de tus lunas.

Te entrego solo a cambio ese verbo

que todo lo engendró

entre nosotros.