Que me quiten la poesía de los dedos
en carne viva.
Que me quiten el pellizco en las entrañas.
Mutar en aire o agua o vino o metáfora
cautiva,
enredarme entre palabras.
Predije estando ebria la ventura…
fue mentira.
Confesé rayando el alba.
Hilachas que no encuentran su sentido,
¡tan perdidas!
Deshojadas.
No sé ya lo que digo por mi culpa,
culpa mía,
que solo vendo patrañas.
Los versos son castigo del poeta,
y las rimas
son su jaula.
Destino que condena son lo mismo…
no varían.
Mi lápiz siempre sangra.
Alquimia de deseos, de latidos,
en estigmas,
en letras derramadas.