Qué sutil el aroma de nuestros besos furtivos
de callejuelas en flor.
Pero si de mí te alejan
¡qué violenta tu ausencia!
Quisiera haber sido yo,
para ponerte a salvo del olvido,
quien robó la primavera.
Y bordar tu rostro blanco
y escribir nuestras consignas
y tu código de honor
en pétalos por bandera.
Proteger la levedad de tu sino
de este absurdo mes de marzo
que ha parado su reloj.
Voy a volverme la flor del naranjo
y a escaparme de esta guerra,
y a desprenderme de ramas y raíces.
Voy a pegar tu libertad conmigo
para posarme en la solapa del poeta.
Voy a nacer por ti otra vez más fuerte
y a crearte como un dios.
Y seré tu centinela
para que existas a pesar de los designios
,y no vuelvan a decir las gentes
que el azahar no tiene quien lo huela.