Ante ti la hija del Caos, que no supo organizar sus huesos.
Zozobra dispersa del mundo delirante,
imagen pegada a hilvanes, grapada a pedazos.
Ni mente ni cuerpo, sino todo en movimiento.
Átomos inconexos con sentido…
sentir la órbita del desorden en torno a las preguntas
a millones de años luz de la Nada.
Ante ti la hija del Todo, que no supo retener los tiempos.
Nostalgia amontonada del mundo inexistente,
deseo versus indiferencia arrastrándose desde el núcleo.
Ni tiempo ni espacio, solo ilusionismo acordado.
El sentido que da creerse centro…
sentir la protección de la última superficie
a trece mil ochocientos millones de años luz…
de la nada.
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